lunes, 18 de abril de 2011

I’ve got no more love to give: Prefacio


Prefacio: Lagrimas en las sombras

Narra Tyler:

Cuando era niño tenía una definición sobre la oscuridad. Pa mi era una mancha oscura sin fondo, solo una masa de nubes negras que ocultaban algo desconocido y siniestro, quizás lleno de monstros o demonios, pero en cierta forma pensaba que detrás de la manchase ocultaba algo. Era algo que inspiraba miedo por naturaleza, algo que me así pensar en ¿Qué hay mas allá?; y solo pensar en eso se me helaba la sangre. Simplemente me aterraba estar solo, indefenso, envuelto en un manto de sombras crueles que podrían lastimarme. Para mi estar cerca de la luz, a si fuera de una linterna, era esencial para sentirme fuerte y protegido.

Pero al crecer esa definición desapareció. ¿Quizás eran los efectos de los hechos de mi corta vida? ¿O solo quizás me estaba dando cuenta de que estaba madurando, que ya era grande como para temerle a la nada? Lo que si tenía claro era que ese miedo por la oscuridad se había espumado con el tiempo. De hecho la oscuridad tenía un nuevo significado para mí, ella se volvió para mí todo lo contrario a la oscuridad que le temía de niño. Veía a las sombras como mi refugio, lo que era una fobia para mi se había convertido en un lugar solo para mi, un elemento natural donde podía echarme a llorar sin ser visto ni oído. Las tinieblas eran mis defensoras, mis guardianas. La oscuridad era parte de mí, era la única que podría comprenderme y protegerme.

¿Por qué pienso así? Eso es algo que ni yo mismo podre contestar. Solo puedo decir que los juegos del destino y los golpes de la vida te hacen cambiar.

Me encontraba en una noche común y corriente, bueno al menos era normal para mi ¡Vaya como deseaba una noche ordinaria en mi vida! Lloraba en la misma esquina de siempre, aquella esquina que la luz de la luna que entraba por la ventana no podía alcanzar. Las sombras me abrazan mientras sollozaba sentado en el suelo con la espalda recostada sobre la pared, con la mirada al techo como que si buscara alguna forma de escapar. Las lágrimas corrían por mis mejillas sonrojadas de ira y Tristeza y mi corazón latía cada vez más lento

-¿Por qué, Porque?- me susurre a mi mismo con voz entrecortada- ¿Dios mío porque?

Comencé a golpear suavemente mi cabeza contra la pared, un vaivén tratando de olvidarlo todo, mientras me repetía “¿Por qué? Tyler debes olvidarlo”. En un momento pensé que estaba perdiendo la razón y el juicio, pero también pensé que era mejor eso a que seguir con mi vida. Esa era mi rutina de todos los días, echar mis lágrimas en aquella esquina envuelta en la oscuridad hasta caer dormido sobre el suelo.

Pero esta noche no estaba destinada a hacer lo que yo llamaba normal, estaba a punto de ser terriblemente especial. Fue aquel sonido, ese ladrido extraño de perro que hiso que dirigiera la mirada rápidamente hacia el frente. Podía jurar que estaba solo en la habitación.

Limpie las lágrimas de mi rostro con el antebrazo, mientras intentaba recuperar el aliento. Luego enfoque la mirada al centro de mi habitación, allí fue cuando mis ojos se abrieron como platos y mi corazón llego a la garganta. Dos perros “Doberman” me miraban fijamente, uno al lado del otro; sentados como si nada pasaba, era difícil distinguir su cuerpo negro y bronce de no ser por la suave luz de luna que los iluminaba.

-¿Qué hacen aquí?- pregunte en susurro. Como si ellos me fuesen a contestar.

Jamás podre olvidar esos ojos infernales con que me miraban, tan negros, llenos de odio e ira. Sentía como si me apuñaleaban el corazón y me quitaran la respiración con tan solo mirarlos a los ojos. No podía comprender la situación que estaba frente a mi ¿Qué hacia ellos allí? ¿Cómo mi padre no los vio entrar? ¿Me harán daño? Ojala todo hubiera acabado con esas preguntas. Pero mi pesadilla solo estaba empezando.

-¿Pero que…?- volví a susurrar, pero no pude completar la pregunta. Los perros se levantaron del suelo colocándose en cuatro patas- ¿Qué hacen?- formalice otra pregunta.

Fue con el primer paso que dieron ellos que comencé a sentir temor, aunque todavía en mi cabeza rondaban las misas preguntas mientras la confusión se adueñaba de mi mente. Poco a poco, los canes se iban acercando a mi con mucha cautela, un paso tras otro, muy lento. De un impulso me levante del suelo, me coloque de pie y me recosté de la pared, sin darme cuenta que estaba completamente acorralado.

-No se acerquen- dije alzando un poco la voz ¿Podría detenerlos?- ¡Váyanse!

Pero nada sucedió, ellos continuaban con su andar cuidadoso, como hubiera deseado que todo se hubiera quedado en ese nivel, pero todo eso iba a cambiar en menos de un segundo. Luego empezó a oír fuertes gruñidos que te hacia temblar con solo escucharlos, fue aquí cuando entendí que los Doberman me lanzaban una amenaza ¿Estaba realmente en peligro?

Mi corazón brinco a mi garganta y el miedo corrió por todo mi cuerpo, para mi cada segundo se volvía horas de presión y sobre todo miedo a lo que podía suceder, o mejor dicho lo que podía sucederme. Ya no estaba recostado de la pared sino que estaba aferrado a ella, como si podría encontrar una salida en ella, pero no tenia el poder de traspasarla como un fantasma.

Los gruñidos se convirtieron en ladridos, fuertes y claros que sentía que te taladraban los oídos. Ya comenzaba a sentir que todo era una realidad, realmente estaba acorralado sin salida, realmente estaba en peligro ¿Qué podía hacer?

-¡Lárguense!- grite de nuevo, pero esta vez en mi vos se noto el miedo que sentía- ¡Déjenme en paz!

Los Doberman aceleraron el paso, de la cautela pasaron a la agresividad, ya trotaban hacia mí ¿Por qué no tenia un cuarto más grande? Al no haber encontrado salida solo me quedaba prepararme para lo peor.

-¡Dios mío NO!- grite de miedo, opero una vez mas no sucedió nada ¿Padre en donde estabas?- Auxilio

Cuando solo quedaban centímetros de distancia entre los perros y yo, ellos saltaron directamente hacia mi rostro. Yo voltee la mirada y cerré los ojos con mucha fuerza, esperaba no sentir nada de dolor ¿Pero que esperar de unos Doberman que están a punto de matarte?... Pero lo mas extraño fue que no sentí nada, ni una mordida, ni un rasguño ni si quiera un rose. Pasaron solo segundos para darme cuenta de que el silencio reinaba en mi habitación.

Abrí mis ojos suavemente, aun el miedo era dueño de mi cuerpo. Pero para mi sorpresa una vez estaba solo en mi cuarto, lo perros habian desaparecido ¡Pero si estaban a centimetros de mi rostro! ¿Pero como?...Mi corazon empezo a latir aun mas rapido. Digamen como fue que paso todo ¿Me estoy volviendo loco?

Jamas podre explicar lo que sucedió esa noche, nunca habia vivido algo asi. Pero solo hay una cosa que podre decir con toda seguiridad y es que esa noche fue el comienzo de mi verdadera pesadilla, una eterna pesadilla donde no tenia manera de salir. “Las oscuridad aunque te pueda proteger tambien puede jugar facilmente contigo”